La madre

La madre

El Dios y la Diosa

El Dios y la Diosa

martes, 14 de junio de 2011

Ahora me siento solo en una tormenta de nieve, me nubla la visión y sumerge mi pensamiento en las oscuras tinieblas de la muerte interna, casi puedo ver como las venas se asoman cada vez mas al externo de mi piel, ¡no duele! pero muero.

Hay un antifaz que cubre mi rostro que disfraza la cara de espanto que irriga el corazón; este corazón que es más mortal que todos los hombres, una palabra, que digo, un simple gesto me mataría con el dolor más terrible de un cuerpo sin destino terrenal.

¡No me mires! (Gritando)
Con tus ojos púrpuras, que si lo haces insinuando profundidad, me podrías hacer quedar con el corazón en las manos.

¿Por que?... preferiste el pecado y me dejaste en la sombra de una silueta sorda.
Ayer existía un hombre dentro de la carne liquida; de esto, de esto que escribe sin dar vuelta la cabeza para ver como se le pasan los años, de cómo el tono de tus ideales
Me dejaron sin tiempo, viviendo por la misma razón que viven las enfermedades.
Me tienes dañando un papel haciendo que sangre por no entender las verdaderas ideas de mi mente.

la mas grande de las hippies

la mas grande de las hippies
unica, jamas imitable