La madre

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El Dios y la Diosa

El Dios y la Diosa

jueves, 16 de diciembre de 2010

LA VIDA...

La vida…

Corro con el espíritu en las manos, en los dedos.
Casi siento como lo sostienen resbalosamente mis yemas.
Acompañado de una tonada, emergen biblias extintas, prohibidas
Resguardadas en pensamientos de cerebros incinerados por el tiempo.

Corro y corro perseguido por la mentira, por la madre iniciadora del tic tac.
Años, meses, aquellos días púberos.
Minutos olientes a perfumes viejos
Y siniestras gotas de lluvia, de hojas peregrinas en el viento, llamadas segundos.

En esta carrera con tapa rabos, de mortales vidas, corro.
A cada momento más vallas, encorvadas de gatos negros.
A cada momento, apura el paso la fricción.

La metalurgia de la vida sostiene lamentos chisposos.
¡Ahí! sumergido en los oídos huecos encarnizan sus fríos coros los violines del preludio.
Mientras grita y grita el instrumento.

Despertando a los muertos, poniéndole color a ojos apagados y lejanos del fulgor, el infinito juego humano, que nos agarra y nos troza y nos baña en lava, ese juego de, de dos caminos, y la delgada cuerda entre la conciencia primitiva y la inconciencia futurista. Yo, solo corro…

La vida subastada, otorgada de precios inválidos y de moneda de todas las caras de los sellos más surtidos.
La compra y venta de nosotros mismos, con la conciencia velada, con los martilleros ciegos.

Es este juego que nos incinera, es solo este, el divertimento en la ruleta rusa, de la gran pistola de la vida, de las balas humanas, y de la cien más tonta, más loca, que es amorfa, pero por aquel espejo invertido que nos refleja, y copia nuestra muerte diaria.

¿Cual será nuestro objetivo?, más da lo mismo, puede ser cualquiera, ya el destino apareado con la suerte, dio a luz, unas cuantas billeteras potenciales, que nos dominan, y nos dictan un futuro de soliloquios, de humanos zombies.

Más allá de nuestras montañas, se ve la democracia, amarrada, crucificada con el nombre tallado en el madero, Jesús, humanos, solo alimentamos el vicio ajeno, somos los bufones, aquí en el contemporáneo, donde aun predominan los romanos.


Es mejor, jamás salir de la caverna, sigamos con la vista tapada, pues eso queremos, eso es lo que hacemos, la maquina va a toda velocidad…

¿Quien será el primero en saltar?

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